Padre, que mi trabajo no sea una carga amarga, sino una oportunidad para servirte con alegría. Que en cada tarea encuentre propósito y gratitud. Dame un corazón alegre aun en lo pequeño y rutinario, porque sé que todo lo que hago puede glorificarte. Que nunca pierda la sonrisa en medio de mis labores. 'Todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor' (Colosenses 3:23). Amén.